St. Francis of Assisi Weekly Reflections

How do you respond to the “Lazarus” in your life?

09-25-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

We can all fall prey to selective blindness: a purposeful disregard of something we’d rather not see. The more comfortable our own lives are, the easier it becomes to ignore unpleasant things. Witness the rich man in the Gospel. With his nice home, fine wardrobe, and sumptuous meals, he preferred to ignore poor Lazarus outside his door. During their time on earth the rich man’s front gate was as great a divide as the chasm between heaven and hell was later. He was willfully blind to the plight of Lazarus, his brother in the covenant of Abraham. Now he can see clearly, but it’s too late. Amos, in the first reading is even more critical of the well-off among the Israelites, complacent in their luxury while the kingdom of Northern Israel teeter on the edge of collapse. From Amos’s time to Jesus’ to ours, people often become selectively blind to other people’s problems. At the end of Jesus’ story, Abraham says that Lazarus' brothers will not change even “if someone should rise from the dead” (Luke 16:31). But now someone has. Will we change?

Who is someone you have overlooked whom you realize now you should respond to with Christ’s love and compassion?

¿Cómo Responsdes al “Lázaro” en tu Vida?

Todos podemos ser víctimas de la ceguera selectiva: una indiferencia deliberada hacia algo que preferiríamos no ver. Cuanto más cómodas son nuestras propias vidas, más fácil se vuelve ignorar las cosas desagradables. Testimonio del hombre rico en el Evangelio. Con su bonita casa, su fino guardarropa y sus suntuosas comidas, prefería ignorar al pobre Lázaro al otro lado de su puerta. Durante su tiempo en la tierra, la puerta de entrada del hombre rico era una división tan grande como lo fue más tarde el abismo entre el cielo y el infierno. Estaba intencionalmente ciego a la difícil situación de Lázaro, su hermano en el pacto de Abraham. Ahora puede ver claramente, pero es demasiado tarde. Amos, en la primera lectura, es aún más crítico con los ricos entre los israelitas, satisfechos con su lujo mientras el reino del norte de Israel se tambalea al borde del colapso. Desde la época de Amós hasta la de Jesús y la nuestra, las personas a menudo se vuelven selectivamente ciegas a los problemas de otras personas. Al final de la historia de Jesús, Abraham dice que los hermanos de Lázaro no cambiarán aunque “alguien resucite de entre los muertos” (Lucas 16:31). Pero ahora alguien ha resucitado. ¿Entonces cambiaremos nosotros?

¿Quién es alguien a quien has pasado por alto y ahora te das cuenta de que debes responder con el amor y la compasión de Cristo?

You cannot serve both God and mammon

09-18-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

When Jesus begins a parable with a rich man, we expect that the parable will end with this man getting his just deserts. Not this time. (Wait until next week.) In this parable, both the rich man and the scheming steward come off pretty well. Why would Jesus tell his disciples a parable like this? Perhaps sneaking a peek at the end of the Gospel will give us a clue. “You cannot serve both God and mammon” (Luke 16:13). You cannot devote yourself to both spiritual wealth and material wealth. Both the rich man and the scheming steward devote themselves to material wealth and are able to take a financial setback and turn it around in their favor. Perhaps Jesus wants his disciples to take the cleverness of the steward’s scheme but apply it to building spiritual wealth (“true wealth” [16:11]) rather than material wealth. After all, all our wealth—our talents, our possessions, our world—ultimately comes from God. We are mere stewards of that wealth.

How can you be a “child of light,” a prudent steward of the spiritual gifts you received?

No pueden ustedes servir a Dios y al dinero

Cuando Jesús comienza una parábola con un hombre rico, esperamos que la parábola termine con este hombre recibiendo su merecido. No esta vez. (Espere hasta la próxima semana). En esta parábola, tanto el hombre rico como el mayordomo intrigante salen bastante bien. ¿Por qué Jesús les diría a sus discípulos una parábola como esta? Quizás echar un vistazo al final del Evangelio nos dé una pista. “No pueden ustedes servir a Dios y al dinero” (Lucas 16:13). No puedes dedicarte tanto a la riqueza espiritual como a la riqueza material. Tanto el hombre rico como el mayordomo intrigante se dedican a la riqueza material y son capaces de tomar un revés financiero y cambiarlo a su favor. Quizás Jesús quiere que sus discípulos tomen la astucia del esquema del mayordomo pero la apliquen a construir riqueza espiritual (“bienes verdaderos” [16:11]) en lugar de riqueza material. Después de todo, toda nuestra riqueza, nuestros talentos, nuestras posesiones, nuestro mundo, en última instancia proviene de Dios. Somos meros administradores de esa riqueza.

¿Cómo puedes ser un “hijo de la luz”, un mayordomo prudente de los dones espirituales que recibiste?

All are Sought, All are Rescued and Brought Back to the Fold

09-11-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

Moses had spent forty days on Mount Sinai, a length of time associated with trial and testing, but it is the Chosen People who have been tested, and they have failed. In Jesus’ parable, a single sheep wanders off, failing to stay with the herd. The shepherd responds to the sheep just as the Lord responded to the Chosen People (after Moses’ eloquent plea): with love and forgiveness for all those in his care. The Chosen People, who committed sacrilege in Moses’ absence; Saint Paul, who admits he was “a blasphemer and a persecutor” (1 Timothy 1:13); the wayward sheep, who wandered away; the prodigal son, who forsook his father; all are sought out, all are rescued, all are brought back to the fold. No matter how lost we are or how sinful we are, God will forgive us, welcoming us back and rejoicing in our return. Recall that the parable Jesus tells today are his response to the compliant that he “welcomes sinners and eats with them” (Luke 15:2). Here we are today, sinners all, welcomed to eat at the table of the Lord.

Whom do you need to seek out and forgive?

Todos son buscados, Todos son Rescatados y Devueltos al Redil

Moisés había pasado cuarenta días en el Monte Sinaí, un período de tiempo asociado con pruebas, pero es el Pueblo Elegido el que ha sido probado y ha fallado. En la parábola de Jesús, una sola oveja se desvía y no se queda con el rebaño. El pastor responde a las ovejas como el Señor respondió al Pueblo Elegido (después de la elocuente súplica de Moisés): con amor y perdón para todos los que están bajo su cuidado. El Pueblo Elegido, que cometió sacrilegio en ausencia de Moisés; san Pablo, que se reconoce así mismo como “blasfemo y perseguidor” (1 Timoteo 1:13); la oveja descarriada, que se desvió; el hijo pródigo, que abandonó a su padre; todos son buscados, todos son rescatados, todos son devueltos al redil. No importa cuán perdidos estemos o cuán pecadores seamos, Dios nos perdonará, nos dará la bienvenida y se regocijará en nuestro regreso. Recordemos que la parábola que Jesús cuenta hoy es su respuesta al cumplido de que “recibe a los pecadores y come con ellos” (Lucas 15:2). Aquí estamos hoy, pecadores todos, bienvenidos a comer en la mesa del Señor.

¿A quién necesitas buscar y perdonar?

Are You Ready to Carry Your Cross?

09-04-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

Today’s Gospel is a difficult one. Hate your family. Give up all your belongings. Carry your own cross. Who would want to be a disciple? Is this what Jesus really wants us to do? The decision to make all these painful sacrifices seems outrageous. But then, “Who can know God’s counsel, or who can conceive what the Lord intends?” (Wisdom 9:13). Over two thousand years later, God’s will is no less inscrutable. Jesus demands we leave our families and carry our crosses, but at another point he says his burden is light and from the cross he asks his beloved disciple and his mother to care for each other. Perhaps the lesson here is that choosing to be a disciple is a transformational decision, a decision to live a whole different kind of life. His disciples were willing to leave their homes, their families, their jobs, their belongings—their entire lives—because their new lives were now all they desired. Discipleship doesn’t demand that you sacrifice what you want as much as it changes what you want.

Can you recall being so consumed by something that nothing else mattered?

¿Estas Listo para Cargar tu Cruz?

El evangelio de hoy es difícil. Odia a tu familia. Renuncia a todas tus pertenencias. Lleva tu propia cruz. ¿Quién querría ser un discípulo? ¿Es esto lo que Jesús realmente quiere que hagamos? La decisión de hacer todos estos sacrificios dolorosos parece indignante. Pero luego, “¿Quién puede conocer el consejo de Dios, o quién puede concebir lo que el Señor pretende?” (Sabiduría 9:13). Más de dos mil años después, la voluntad de Dios no es menos inescrutable. Jesús exige que dejemos a nuestras familias y carguemos nuestras cruces, pero en otro punto dice que su carga es ligera y desde la cruz le pide a su amado discípulo y a su madre que se cuiden mutuamente. Quizás la lección aquí es que elegir ser un discípulo es una decisión transformadora, una decisión de vivir un tipo de vida completamente diferente. Sus discípulos estaban dispuestos a abandonar sus hogares, sus familias, sus trabajos, su pertenencia—su vida entera—porque sus nuevas vidas eran ahora todo lo que deseaban. El discipulado no exige que sacrifique lo que desea tanto como cambie lo que desea.

¿Puedes recordar haber sido tan consumido por algo que nada más era importante?

The Poor are Welcomed and the Humble are Exalted

08-28-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

Seeing guests gravitate toward a place of honor in the home of prominent Pharisee, Jesus preaches humility, pointing out that at a wedding banquet it’s far better to be promoted to a better seat in front of your peers that to be demoted to the back of the room. It’s sound advice, to be sure, but remember this is a parable. As in other parables, the “wedding banquet” is God’s kingdom, the feast to which we are all invited, but one in which God’s grace, not our own sense of self-importance, determines our placement. God will elevate the humble. Then Jesus directs his attention to the host, reproving him for inviting only pompous people who trip over each other to get good seats. Instead, invite to your feast those who can’t reciprocate—the hungry, the poor, those who do not even have a home. This parallels his account of the last judgment, when the king welcomes those who gave food to the hungry and drink to the thirsty, since in doing so they were doing it for Christ. The ultimate feast is in the kingdom of God, where the poor are welcomed and the humble are exalted.

How can you approach God with humility? How can you or your parish invite those who cannot repay you?

Los Pobres son Acogidos y los Humildes son Exaltados

Al ver a los invitados gravitar hacia un lugar de honor en la casa de un fariseo prominente, Jesús predica la humildad, señalando que en un banquete de bodas es mucho mejor ser promovido a un mejor asiento frente a tus compañeros que ser degradado a la parte posterior de la habitación. Es un buen consejo, sin duda, pero recuerda que esto es una parábola. Como en otra parábola, el “banquete de bodas” es el reino de Dios, la fiesta a la que todos estamos invitados, pero en la que la gracia de Dios, no nuestro propio sentido de importancia personal, determina nuestra ubicación. Dios elevará a los humildes. Entonces Jesús dirige su atención al anfitrión, reprochándolo por invitar solo a personas pomposas que tropiezan entre sí para conseguir buenos asientos. En cambio, invite a su fiesta a aquellos que no pueden corresponder: los hambrientos, los pobres, los que ni siquiera tienen un hogar. Esto es paralelo a su relato del juicio final, cuando el rey da la bienvenida a los que dieron de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, ya que al hacerlo lo hacían por Cristo. La fiesta suprema está en el reino de Dios, donde los pobres son acogidos y los humildes son exaltados.

¿Cómo puedes acercarte a Dios con humildad? ¿Cómo puedes tu o tu parroquia invitar a aquellos que no pueden reciprocar?

Strive to Enter through the Narrow Door

08-21-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

t’s easy to become complacent when things are going well. If we have the fortune of good health, a decent job, a loving family, and a comfortable life, we tend to relax and presume all will be well. But Jesus warns us in the Gospel that while some who were last will be first, some who are first will be last. Our material success in this world will not unlock the door to the next. To enter through the narrow door, the words of Hebrews may help. Discipline (from Latin disciplina, meaning “teaching”...the same root as for “disciple”), which the Lord gives out of love, is painful when it is applied but it brings joy in the end. Above all, however, it is divine mercy that unlocks the door. Jesus tells us that God’s mercy admits those “from the east and the west and from the north and the south” (Luke 13:29), echoing Isaiah, who names places in Africa, Asia, and Europe as the origins of those streaming into the new Jerusalem. May God’s wide mercy rescue us from our complacency and guide us through the narrow door!

How have you become complacent? What discipline can raise you out of it?

Esfuércense en Entrar por la Puerta Angosta

Es fácil volverse complaciente cuando las cosas van bien. Si tenemos la fortuna de una buena salud, un trabajo decente, una familia amorosa y una vida cómoda, tendemos a relajarnos y suponer que todo estará bien. Pero Jesús nos advierte en el Evangelio que mientras algunos que fueron últimos serán primeros, algunos que son primeros serán últimos. Nuestro éxito material en este mundo no abrirá la puerta al siguiente. Para entrar por la puerta angosta, las palabras de Hebreos pueden ayudar. La disciplina (del latín disciplina, que significa “enseñanza”...la misma raíz que “discípulo”), que el Señor da por amor, es dolorosa cuando se aplica pero al final trae alegría. Sin embargo, sobre todo es la misericordia divina la que abre la puerta. Jesús nos dice que la misericordia de Dios admite a los “del oriente y del poniente, del norte y del sur” (Lucas 13:29), haciéndose eco de Isaías, quien menciona lugares en África, Asia y Europa como los orígenes de los que fluyen hacia la nueva Jerusalén. ¡Que la amplia misericordia de Dios nos rescate de nuestra complacencia y nos guíe por la puerta estrecha!

¿Cómo te has vuelto complaciente? ¿Qué disciplina puede sacarte de ella?

Don't Lose Heart

08-14-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

We like to visualize the Holy Spirit coming as a dove, a symbol of peace. But at Pentecost the Holy Spirit descended upon the Apostles as tongues of fire. Fire has a much different connotation, suggesting danger and destruction. This is the image Jesus used in today’s Gospel. He has begun his journey to Jerusalem, so heavy on his mind is the knowledge that he will face people with evil in their hearts, people who are willing to put that evil into action. Like Jeremiah in the first reading, Jesus has angered the political and religious authorities. At this point peace is not his goal. First, the evil in people’s hearts must be destroyed. When ignored, evil can flourish, spreading among those willing to look the other way, infecting an entire household or a whole community. Jesus would rather a family be divided than corrupted. The Holy Spirit, who comes to us in baptism, gives us the wisdom and fortitude to confront evil and the purifying fire to cauterize it before it spreads. May our Lord inspire us to do so, for “he endured such opposition from sinners, in order that (we) may not grow weary and lose heart” (Hebrews 12:3).

When have you felt prompted to stand up to evil? When have you done so and when have you failed to do so?

No Pierdas el Ánimo

Nos gusta visualizar al Espíritu Santo viniendo en forma de paloma, símbolo de paz. Pero en Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles como lenguas de fuego. El fuego tiene una connotación muy diferente, sugiriendo peligro y destrucción. Esta es la imagen que usó Jesús en el Evangelio de hoy. Ha comenzado su viaje a Jerusalén, tan pesado en su mente es el conocimiento de que se enfrentará a personas con maldad en sus corazones, personas que están dispuestas a poner esa maldad en acción. Como Jeremías en la primera lectura, Jesús ha enojado a las autoridades políticas y religiosas. En este punto, la paz no es su objetivo. Primero, el mal en los corazones de las personas debe ser destruido. Cuando se ignora, el mal puede florecer, extendiéndose entre aquellos dispuestos a mirar hacia otro lado, infectando a toda una familia o a toda una comunidad. Jesús preferiría una familia dividida que corrompida. El Espíritu Santo, que viene a nosotros en el bautismo, nos da la sabiduría y la fortaleza para afrontar el mal y el fuego purificador para cauterizarlo antes de que se propague. Que nuestro Señor nos inspire a hacerlo, porque “sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:3).

¿Cuándo te has sentido impulsado a hacer frente al mal? ¿Cuándo lo ha hecho y cuándo no lo ha hecho?

How are you waiting for Jesus to arrive?

08-07-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

What are you waiting for?” We’ve certainly asked that question before and have probably directed it to others from time to time. The question, however, suggests passive waiting, not the kind of active waiting that is rewarded in Jesus’ parable today. The servants actively wait for their master’s return, girding their loins and lighting their lamps, for they are waiting in faith, expecting that he will come. The Chosen People waited in faith for their liberation, trusting in God while preparing their homes with the blood of the Passover lamb. Abraham and Sarah waited in faith for their promised descendants, trusting in God, who had enabled them to have a child in their old age. When Jesus, the master, returns to his faith-filled servants, he shares what he has brought from the feast, what he has received from the Father. For us, the irony is that our active waiting, our waiting in faith, is not just for an arrival far in the future. Jesus comes to us each and every day, often in ways we least expect: in the person in need, in grace from heaven, in the Eucharistic feast. We are called to be ever vigilant, for he is already here.

What can you do today to wait actively for Jesus’ arrival in your life?

¿Como Esperas la Llegada de Jesús?

¿Que estas esperando?" Ciertamente hemos hecho esa pregunta antes y probablemente la hemos dirigido a otros de vez en cuando. La pregunta, sin embargo, sugiere una espera pasiva, no el tipo de espera activa que se recompensa en la parábola de Jesús hoy. Los siervos esperan activamente el regreso de su amo, ceñiéndose los lomos y encendiendo sus lámparas, porque esperan con fe, esperando que él venga. El Pueblo Elegido esperó en la fe su liberación, confiando en Dios mientras preparaba sus hogares con la sangre del cordero pascual. Abraham y Sara esperaron con fe a la descendencia prometida, confiando en Dios, que les había permitido tener un hijo en su vejez. Cuando Jesús, el maestro, vuelve a sus siervos llenos de fe, comparte lo que ha traído de la fiesta, lo que ha recibido del Padre. Para nosotros, la ironía es que nuestra espera activa, nuestra espera en la fe, no es solo para una llegada en el futuro lejano. Jesús viene a nosotros todos los días, a menudo de la manera que menos esperamos: en la persona necesitada, en la gracia del cielo, en la fiesta eucarística. Estamos llamados a estar siempre alerta, porque él ya está aquí.

¿Qué puedes hacer hoy para esperar activamente la llegada de Jesús a tu vida?

 

"All Things are Vanity"

07-31-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

Jesus really does not want to get into the business of settling disputes between siblings. Two Sundays ago we heard Martha ask Jesus to tell her sister to share in the work of serving him. Today we hear someone ask him to tell his brother to share the family inheritance. Either time Jesus could have asked the siblings to share the family inheritance. Either time Jesus could have asked the siblings to share equally. But neither time does Jesus take the bait. His goal is not to determine fairness—remember, he told the parable of the prodigal son, who received much more that what was “fair” - but to reorient our perspective as to what truly is important in life. What good is it to have half of an inheritance if your life ends before you can spend even a penny? The person who spends all their time and energy fighting for more wealth, be it an inheritance or a bountiful harvest, is misguided. This is not what’s important in life, any more that who is doing all the chores. Things—like money, food and accomplishments—are vanity. “All things are vanity!” (Ecclesiates 1:2). To find what really matters it helps to recall last Sunday’s Gospel when Jesus taught his disciples to pray. He taught them to make holy God’s name, to pray for God’s kingdom, to do God’s will, and to forgive others. This is where our true treasure is found.

When do you lose sight of what’s important and try to store up earthly riches?

“Todas Las Cosas Son Vana Ilusión”

Jesús realmente no quiere meterse en el negocio de resolver disputas entre hermanos. Hace dos domingos atrás escuchamos a Marta pedirle a Jesús que le diga a su hermana que participe en el trabajo de servirlo. Hoy escuchamos a alguien pedirle que le diga a su hermano que comparta la herencia familiar. En cualquiera de estas dos ocasiones, Jesús podría haber pedido a los hermanos que compartieran por igual. Su objetivo no es determinar la equidad—recuerde, contó la parábola del hijo pródigo, que recibió mucho más de lo que era “justo”—sino reorientar nuestra perspectiva sobre lo que verdaderamente es importante en la vida. ¿De qué sirve tener la mitad de una herencia si tu vida termina antes de que puedas gastar ni un centavo? La persona que gasta todo su tiempo y energía luchando por más riqueza, ya sea una herencia o una cosecha abundante, está equivocada. Esto no es lo importante en la vida, como tampoco quién está haciendo todas las tareas del hogar. Las cosas, como el dinero, la comida y los logros, son vanidad. “Todas las cosas son vana ilusión.” (Eclesiastés 1:2). Para encontrar lo que realmente importa, ayuda recordar el Evangelio del domingo pasado cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Les enseñó a santificar el nombre de Dios, a orar por el reino de Dios, a hacer la voluntad de Dios y a perdonar a los demás. Aquí es donde se encuentra nuestro verdadero tesoro.¿Cuándo has perdido de vista lo que es importante y has tratado de acumular riquezas terrenales?

We are Children of God

07-24-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

N ot only does Jesus teach his disciples how to pray, he teaches them why their prayer will be effective. His final paragraph explains it. Parents give their child gifts that are desired and appreciated. God is that parent to all of us. We are all children of God, after all, and so we are taught to call God our Father. Our Father has already given us Jesus Christ and the Holy Spirit, so we know how generous a parent God is, giving us all that we need and more than we could ever ask for. In teaching us to ask for bread daily, Jesus teaches us that God’s generosity is continual. This is important, for forgiveness of sins needs to be unceasing as well. When we in turn forgive one another’s sins, we are sharing God’s mercy. We are, in fact, bringing God’s kingdom to come in some small way. In the first reading, we see Abraham bargain with God when he asks that Sodom be saved if even just a handful of good people may be found there. God was willing to bargain with Abraham because they had a special relationship. We too have a special relationship with God: we are children of God.

What do you ask of God in prayer? How do you listen for God’s response?

Nosotros Somos Hijos de Dios

J esús no solo enseña a sus discípulos cómo orar, sino que les enseña por qué su oración será eficaz. Su último párrafo lo explica. Los padres dan a sus hijos regalos que son deseados y apreciados. Dios es ese padre para todos nosotros. Todos somos hijos de Dios, después de todo, y por eso se nos enseña a llamar a Dios nuestro Padre. Nuestro Padre ya nos ha dado a Jesucristo y al Espíritu Santo, así que sabemos cuán generoso es Dios como padre, dándonos todo lo que necesitamos y más de lo que podríamos pedir. Al enseñarnos a pedir pan cada día, Jesús nos enseña que la generosidad de Dios es continua. Esto es importante, porque el perdón de los pecados también debe ser incesante. Cuando a la vez nos perdonamos los pecados unos a otros, estamos compartiendo la misericordia de Dios. De hecho, estamos trayendo el reino de Dios para que venga de una manera pequeña. En la primera lectura, vemos a Abraham negociar con Dios cuando le pide que Sodoma se salve si se encuentra allí aunque sea un puñado de buenas personas. Dios estaba dispuesto a negociar con Abraham porque tenían una relación especial. Nosotros también tenemos una relación especial con Dios: somos hijos de Dios.

¿Qué le pides a Dios en oración? ¿Cómo escuchas la respuesta de Dios?

The Better Part

07-17-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

To Martha has fallen the burden of doing all the work. We are told that she is doing all the serving. Presumably she is cooking and preparing the meal as well. When she appeals to Jesus for help from her sister, she expects him to take her side. But he avoids doing so. It may seem unsympathetic, but perhaps he is more concerned with teaching the lesson that is as important as the service she is providing, there is an even better way to serve their guest. While Martha is busy elsewhere, Mary is spending time with him. This is the reason for the hospitality Martha showed in the first place by inviting him into their home, the hospitality Abraham showed the stranger in the first reading. Mary is serving the Lord by simply being with him. Listening at his feet, she is likely enraptured by his talk of God’s kingdom. She soon becomes his disciple. This truly is “the better part” (Luke 10:42). Here, today, we are offered the better part. Like Mary, we can sit back, put aside our anxieties and worries, and become fully present to the Lord, listen to the word of God, share in the meal the Lord himself provides, and grow as his disciples.

How can your hospitality help you grow as a disciple?

"La Mejor Parte"

A Marta le ha tocado la carga de hacer todo el trabajo. Se nos dice que ella está haciendo todo el servicio. Presumiblemente, ella también está cocinando y preparando la cena. Cuando apela a Jesús para que la ayude con su hermana, espera que él se ponga de su parte. Pero él evita hacerlo. Puede parecer antipático, pero tal vez él esté más preocupado por enseñar la lección que es tan importante como el servicio que está brindando, hay una manera aún mejor de atender a su invitado que ella. Mientras Marta está ocupada en otra parte, María pasa tiempo con él. Esta es la razón de la hospitalidad que Marta mostró en primer lugar al invitarlo a su casa, la hospitalidad que Abraham mostró al extraño en la primera lectura. María está sirviendo al Señor simplemente estando con él. Al escuchar a sus pies, es probable que esté embelesada por su charla sobre el reino de Dios. Pronto se convierte en su discípula. Esto verdaderamente es “la mejor parte” (Lucas 10:42). Aquí, hoy, nos ofrece la mejor parte. Como María, podemos recostarnos, dejar de lado nuestras ansiedades y preocupaciones, y estar plenamente presentes en el Señor, escuchar la palabra de Dios, compartir la comida que el mismo Señor provee y crecer como sus discípulos.

¿Cómo puede tu hospitalidad ayudarte a crecer como discípulo?

The Good Samaritan

07-10-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 3

Samaritans were the enemy. For centuries they had been despised and scorned by the people of Judea. They certainly were not welcomed on the road from Jerusalem to Jericho. It wouldn’t take long to find an analogue in our divided country today, with two camps opposed to each other on nearly every substantial issue over the last few years. Think of someone whom you disagree with in every way coming to help a friend in your circle who has been attacked and left for dead. This is likely how this scholar of the law imagined the parable he heard Jesus tell. His “allies” had refused to help the victim while his “enemy” treated him with mercy. Who knows? The victim could have been a priest or Levite himself. He could have been a scholar of the law. He could have been him. And it was a Samaritan—a man he’d labeled as unfeeling and uncaring—who saved him. Jesus the Teacher teaches us to look past preconceptions, past stereotypes, and realize that it may be the person we least expect who is truly caring and merciful.

Who is a Samaritan in your world? How can you come to see those you strongly disagree with as potential “good Samaritan”?

El Buen Samaritano

Los samaritanos eran el enemigo. Por siglos habían sido despreciados y rechazados por la gente de Judea. Ciertamente no fueron bienvenidos en el camino de Jerusalén a Jericó. Hoy día, no nos llevaría mucho tiempo encontrar un análogo en nuestro país dividido, con dos campos opuestos entre sí en casi todos los temas importantes en los últimos años. Piensa en alguien con quien no estás de acuerdo en todos los sentidos que viene a ayudar a un amigo de tu círculo que ha sido atacado y dado por muerto. Probablemente así es como este estudioso de la ley imaginó la parábola que escuchó contar a Jesús. Sus “aliados” se habían negado a ayudar a la víctima mientras que su “enemigo” lo trataba con misericordia. ¿Quién sabe? La víctima podría haber sido un sacerdote o un levita mismo. Podría haber sido un estudioso de la ley. Podría haber sido él. Y fue un samaritano, un hombre al que había etiquetado como insensible e indiferente, quien lo salvó. Jesús, el Maestro, nos enseña a mirar más allá de las ideas preconcebidas, los estereotipos y darnos cuenta de que puede ser la persona que menos esperamos la que es verdaderamente solidaria y misericordiosa.

¿Quién es un samaritano en tu mundo? ¿Cómo puedes llegar a ver a aquellos con los que no estás de acuerdo como posibles “buenos samaritanos”?

07-03-2022Weekly ReflectionWe Celebrate Worship Resource, Vol. 47, No. 2

"Peace to this household" (Luke 10:5). Jesus asks his disciples to first say these words when they enter a stranger’s house on their mission. “If a peaceful person lives there,” he goes on to say, “your peace will rest on him (or her)” (10:6). After Jesus was raised, when he entered the upper room where the disciples had gathered, “Peace” was his first word to them. His disciples all being peaceful people, the Holy Spirit came to rest on them. What we hear in today’s Gospel has parallel on Pentecost. Today we hear Jesus sends seventy-two disciples, a symbolic number that represented all the nations of the world, to heal the sick and proclaim the kingdom of God. On Pentecost, the Spirit enabled the disciples to speak in tongues that could be understood by people of every nation. Jesus then sent them out to forgive sins and make disciples of all nations. The disciples were prepared to do it then because Jesus prepared them to do it now. Now we are those disciples. We are the ones called to bring peace, to forgive our neighbor, to heal the afflicted, and to speak to others so they may understand. May God bless us on our mission so that we may return each day from the harvest rejoicing.

Where can you labor for the harvest this week?

"Paz"

"Que la paz reine en esta casa" (Lucas 10:5). Jesús les pide a sus discípulos que primero digan estas palabras cuando entren en la casa de un extraño en su misión. “Si allí hay gente amante a la paz”, continúa diciendo, “sobre él (o ella) el deseo de paz de ustedes se cumplirá” (10:6). Después de que Jesús resucitó, cuando entró en el aposento alto donde se habían reunido los discípulos, “Paz” fue su primera palabra para ellos. Siendo todos sus discípulos gente pacífica, el Espíritu Santo vino a posarse sobre ellos. Lo que escuchamos en el Evangelio de hoy tiene un paralelo con Pentecostés. Hoy escuchamos que Jesús envía setenta y dos discípulos, un número simbólico que representaba a todas las naciones del mundo, para sanar a los enfermos y proclamar el reino de Dios. En Pentecostés, el Espíritu capacitó a los discípulos para hablar en lenguas que podían ser entendidas por personas de todas las naciones. Entonces Jesús los envió a perdonar los pecados y hacer discípulos a todas las naciones. Los discípulos estaban preparados para hacerlo entonces porque Jesús los preparó para hacerlo ahora. Ahora nosotros somos esos discípulos. Somos los llamados a llevar la paz, a perdonar al prójimo, a sanar a los afligidos ya hablar a los demás para que entiendan. Que Dios nos bendiga en nuestra misión para que podamos regresar cada día de la cosecha regocijados.

¿Dónde puedes trabajar por la cosecha esta semana?